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Juan Forn

«En Gesell descubrí, por ejemplo, que mi manera de adjetivar era una pereza para no pensar. Mi historia como escritor era mi relación con los adjetivos. Al principio, cuando escribía poesía —por la clase de influencias que tenía, surrealistas, Pizarnik, Vallejo—, el adjetivo era la clave. Creo que siempre es la herramienta básica de «lucimiento y narcisismo» para un escritor novato. Con el tiempo, para aprender a contar, fui acotando bastante mi manera de adjetivar, pero cuando empecé a escribir periodismo creí que el adjetivo preciso era indispensable. Y de pronto vi que, al levantar un adjetivo que había usado, como quien levanta una piedra, me encontraba con una idea abajo. Y ahí me apareció una nueva opción, una nueva forma de contar pensando».